Ensayo Audiovisual / Escrito Argumental
Nota máxima
Concepto, montaje y post producción: María Jesús Darrigrande
Profesor guía: Marcela Parada
Contexto: Curso “Diseño y nuevas tendencias de la audiovisualidad contemporánea”
País: Chile
Año: 2020
Nota máxima
Concepto, montaje y post producción: María Jesús Darrigrande
Profesor guía: Marcela Parada
Contexto: Curso “Diseño y nuevas tendencias de la audiovisualidad contemporánea”
País: Chile
Año: 2020
Ensayo Audiovisual trabajo a partir de Found Footage.
Resumen ensayo AV:
Considerando que el cuerpo parece ser uno de los instrumentos menos cuantificables de todos, existe una riqueza –incluso belleza– en la intención de amalgamar este lenguaje corporal con el lenguaje propio de lo digital. Douglas Rosenberg plantea la afirmación de que es posible crear un nuevo lenguaje a partir de la hibridación entre la danza y las tecnologías. En palabras de Rosenberg, “las cámaras y las tecnologías basadas en pantallas también amplían las posibilidades de visión y lo hacen al grabar, volver a grabar, transmitir, reproducir, distribuir y archivar el rendimiento de todo tipo.” La pantalla como espacio coreográfico se presenta como un lugar de la exploración de la danza, tanto como sujeto, objeto y metáfora. Un lugar de encuentro para ideas de tiempo, espacio y movimiento. En el contexto contemporáneo de pandemia, dónde los lugares de encuentro y comunicación se han reducido únicamente a las tecnologías digitales, esta práctica artística se ha visto mediatizada y ha cobrado especial relevancia como medio performativo para la catarsis; puesto que la danza como diálogo corporal es capaz de representar sentimientos colectivos, funcionando como vehículo emocional tanto para el intérprete como para el espectador. Por otra parte, la cámara permite acercar al espectador al detalle, al gesto, a la intimidad del cuerpo, permitiendo nuevas experiencias de inmersión y de significación. Aventurarse en la experimentación entre estos lenguajes a través del found footage, permitiría crear una nueva dimensionalidad con el receptor a partir de la resignificación de la imagen, donde “ni la danza ni los medios para manifestarla están al servicio el uno del otro, sino que son compañeros o colaboradores de una forma híbrida” (Rosenberg, 2019). El pensamiento de Rosenberg sirve como hipótesis para (re)plantearnos el potencial radiográfico de la danza en relación al entorno que habitamos, expandiendo el horizonte de creación a territorios inexplorados que prometen la construcción de nuevas formas artísticas de (re)conceptualizar la corporalidad. La forma en que pensamos sobre la propiedad y la autoría es parte de una definición en evolución de lo que significa ser un artista en el mundo digital, más aún, en un mundo contemporáneo.
Resumen ensayo AV:
Considerando que el cuerpo parece ser uno de los instrumentos menos cuantificables de todos, existe una riqueza –incluso belleza– en la intención de amalgamar este lenguaje corporal con el lenguaje propio de lo digital. Douglas Rosenberg plantea la afirmación de que es posible crear un nuevo lenguaje a partir de la hibridación entre la danza y las tecnologías. En palabras de Rosenberg, “las cámaras y las tecnologías basadas en pantallas también amplían las posibilidades de visión y lo hacen al grabar, volver a grabar, transmitir, reproducir, distribuir y archivar el rendimiento de todo tipo.” La pantalla como espacio coreográfico se presenta como un lugar de la exploración de la danza, tanto como sujeto, objeto y metáfora. Un lugar de encuentro para ideas de tiempo, espacio y movimiento. En el contexto contemporáneo de pandemia, dónde los lugares de encuentro y comunicación se han reducido únicamente a las tecnologías digitales, esta práctica artística se ha visto mediatizada y ha cobrado especial relevancia como medio performativo para la catarsis; puesto que la danza como diálogo corporal es capaz de representar sentimientos colectivos, funcionando como vehículo emocional tanto para el intérprete como para el espectador. Por otra parte, la cámara permite acercar al espectador al detalle, al gesto, a la intimidad del cuerpo, permitiendo nuevas experiencias de inmersión y de significación. Aventurarse en la experimentación entre estos lenguajes a través del found footage, permitiría crear una nueva dimensionalidad con el receptor a partir de la resignificación de la imagen, donde “ni la danza ni los medios para manifestarla están al servicio el uno del otro, sino que son compañeros o colaboradores de una forma híbrida” (Rosenberg, 2019). El pensamiento de Rosenberg sirve como hipótesis para (re)plantearnos el potencial radiográfico de la danza en relación al entorno que habitamos, expandiendo el horizonte de creación a territorios inexplorados que prometen la construcción de nuevas formas artísticas de (re)conceptualizar la corporalidad. La forma en que pensamos sobre la propiedad y la autoría es parte de una definición en evolución de lo que significa ser un artista en el mundo digital, más aún, en un mundo contemporáneo.